Soy de ese tipo de persona Fast and Furious Lover. Me enamoro y no me importa nada, me tiro de cabecita, voy al golpe y porrazo, doy todo.
Ese sentimiento me produce una sensación de plenitud impensable hasta un punto en el que empiezo a necesitar más, casi como una droga. Me fascina sentir ese "amor nuevo", ese amor que se da los primeros meses de una relación cuando pensás que no podés vivir sin la otra persona y te sentís correspondido. Lo ideal sería sentir esa profundidad, esa locura durante toda la relación; lo real es que no sucede. Luego de un tiempo, la gente siente un amor más tranquilo, más maduro, más terrestre. Sabe que sí se puede vivir sin la otra persona, que son dos individuos apartes; pero es consciente que ha decidido compartir su vida. Comienzan a surgir ciertas inseguridades que el "nuevo amor" no le dejaba ver. ¿Será que de verdad me quiere tanto? ¿Aguantará a aguantar todo lo que soy? Etcétera. Igualmente, no deja de amar, no, deja de amar ciegamente, deja de entregar su 100 porque eso no es viable, porque hay que limitar el amor para que si algo x sucede no se quede en el vacío. Quizás luego llegue esa etapa en la que pueda volver a entregarlo todo, pero por ahora sólo un porcentaje está bien, aprender a vivir cada uno su vida y al mismo tiempo compartirla. He decidido no entregar el 100.
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